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  Mentes brillantes
 

ESTUDIO AMADO


Mentes brillantes
Director: Thomas Lilti
Nacionalidad: Francia
Intérpretes: Vincent Lacoste, William Lebghill, Michel Lerousseau
Estreno: 5/4/19 

Cuarta película de Thomas Lilti, la tercera dedicada a la medicina. Tras la espléndida Hipócrates y Un doctor en la campiña, llega Mentes brillantes en la que acompañamos a dos estudiantes del sistema de acceso para ejercer la Medicina en Francia. 

Y el relato exhala amor al estudio y al trabajo en equipo, al tiempo que aparecen las caras oscuras de ambos. 

El sistema de oposición abre sus puertas solo a los mejores estudiantes y a las mentes más brillantes. Y entre ellos, a los más perseverantes. Y ni lo anterior es suficiente. Se ha de madrugar para alcanzar una posición en las aulas que permita escucharla, se comercia con los mejores apuntes y hay quien (los personajes del film) encuentra apoyo, compartiendo horas de estudio. 

Entre referencias a un sistema que premia la memorística y desprecia el aprendizaje intuitivo y crítico, vemos a dos personas que disfrutan estudiando, mientras se programan para dormir cada vez menos. Y que descansan de la tarea de memorizar partes del organismo, resolviendo derivadas. Jamás dejando la mente en blanco. Incrementando cada día la propia exigencia para llegar al objetivo. 

Gentes que estudian mientras juegan al ping pong o subiendo las escaleras del Sacre Coeur de París. Y que duermen sobre un suelo alfombrado de libros.

Toda la película denota esfuerzo y el espectador sufre la angustia del opositor. Falta el aire por momentos y… sin embargo, interioriza el deseo de saber cada día más, la satisfacción de ir aprendiendo y creciendo. 

Y como en Hipócrates, Lilty, un médico que dejó de ejercer en hospital, (¡y qué grandes películas sobre Medicina ganamos todos!) cuestiona la vocación. No ante la dureza del camino. Sino ante el deseo final de dedicar la vida profesional a curar. Con la posibilidad de errar y sus funestas consecuencias. Siempre en la mente brillante la duda. Claro que es bella la Medicina, pero ¿la quiero para mí? 

Siempre mostrándonos la cara de quien desiste. De quien no alcanza la meta. Del más trabajador y del más inteligente. De quien no cree que tanto esfuerzo esté justificado. De quien llega con más facilidad por capacidad innata y la envidia que ello provocará. De las presiones familiares recibidas por jovencísimos estudiantes que siempre han estudiado. De las frustraciones que ello produce. De las diferencias sociales para soportar años de preparación sin generar ingresos. Del peso de la herencia en la profesión…. 

De un sistema ideado para eliminar a los débiles y test que premian el reflejo reptiliano. Que torna a quienes van superando pruebas en máquinas de responder. Sugiriendo la reflexión sobre la pertinencia de los filtros en las etapas de la Enseñanza. 

Pero por encima de todo, Mentes brillantes contagia su amor por las clases de Medicina bien impartidas y la alegría de quien alcanza su meta. También la del número 1… 

Imprescindible para amantes del estudio y sanitarios. 

Magnífica.

Inaki Lancelot

 
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